La banda californiana Metallica hizo vibrar a más de 34.000 almas deseosas de thrash metal en dos conciertos consecutivos en el Palacio de los Deportes de Madrid el pasado Lunes y Martes.
El cuarteto de los Ángeles ya había presentado su potente directo ante unos 40.000 incondicionales con un amplio repertorio de clásicos mezclados con algunos temas de su último disco “Death Magnetic” en el Festival Sonisphere el pasado fin de semana en el Parc del Fòrum de Barcelona, pero el Lunes abrieron su magnético y frenético espectáculo del “World Magnetic Tour” en Madrid ante 17.000 impresionados y entregados fans y repitiendo la fórmula y éxito al día siguiente.
El Martes, su último show en nuestro país, abrieron el apetito heavy el grupo Mastodon, un descubrimiento para muchos. Tras poco más de media hora de buen nu metal les tocó subir al cuadrilátero a Lamb of God que cumplió lo prometido: caldear el ambiente a golpes de los riffs acelerados del gran Mark Morton y combinados con la potente voz del escuálido, pero enérgico Randy Blythe.
Pasados diez minutos de las nueve de la noche se apagaron las luces y empezó a sonar la melodía del film “El bueno, el feo y el malo”- introducción típica del grupo- que fue canturreada con devoción por los expectantes espectadores. Acto seguido y con un festival de luces- decenas de rayos láser salidos de los ataúdes colocados encima del cuadrilátero- comenzó a sonar el tema que abre su nuevo disco: That was your Life. Los latidos del principio que iban acorde con los acelerados corazones de los asistentes anunciaban que lo que iba a venir era algo digno de recordar y evidentemente así fue. Los fans enloquecieron, menearon sus cabezas y melenas al estilo de la niña del Exorcista y levantaron los cuernos con orgullo al escuchar el pegadizo riff de Mr. Hetfield que parece sacado desde el infierno y que estaba acompañado de ese ritmo apoteósico de la batería de Lars. Los cuatro jinetes estaban peleando con fuerza en su ring y la lucha musical llena de puñetazos de thrash nos dejó a más de uno knockeados ya desde que sonó el primer acorde.
Le siguió The End of the Line dónde vimos a un Kirk Hammett en todo su esplendor ahí regalando a diestro y siniestro su exóticos solos a toque de wha wha y a un Trujillo, esta vez sin sus trenzas, tocando notas imposibles con su poses de luchador de Pressing Catch. Le siguieron otras canciones de “Death Magnetic” como Broken, Beat & Scarred o My Apocalypse combinadas con las míticas pero pertenecientes a diferentes épocas: The Four Horsemen, The Memory Remains o Sad but True y llegó el momento relax de la noche y el personal volvió a enloquecer cuando sonaron los petardos y bombas emulando el inicio de One, pero James y cía. se guardaban un AS en la manga y tras un momento de confusión y sorpresa cambiaron de parecer y en vez de One empezó a sonar el melancólico Fade to Black. Más tarde y tras unos temillas más cañeros sonaron acordes limpios y a los miembros del público se les dibujó una sonrisa al oír No Leaf Clover- que solo ha sido interpretada cuatro veces en directo- y tras The Judas Kiss con un entregado Hetfield y un inspiradísimo solo de Kirk llegó la hora de sacar la acústica y tocar el ya convertido en clásico The Day that Never Comes ya que recuerda a One o Fade to Black pero con un toque 21th Century y con el cual los asistentes se desgañitaron de lo lindo. Fue en esa precisa canción y con los dulces duetos de guitarra dónde se comprobó que el grupo está más unido que nunca y que atrás quedaron las disputas de la época “St. Anger” y que se vieron reflejadas en el documental de “Some Kind of Monster” (2004).
En la segunda parte del show llegaba el momento de sacar el verdadero monstruo de Metallica. Una criatura de cuatro patas muy bien compenetradas, cada una provista de sus armas letales y que tocaban los grandes riffs del heavy metal como Master of Puppets o Damage INC, donde antes de empezar el cantante comentó: “¿Qué queréis ahora? ¿Un tema rápido o algo lento?” y tras sopesar la respuesta se colgó su Gibson Explorer y sacó lo mejor de ella. Luego una vez más desempolvaron la acústica y se emplearon a fondo con Nothing Else Matters.
Al final tras marchar por un momento The Four Horsemen regresaron y esta vez encendieron las luces porque como dijo James ellos querían verse cara a cara con su público y con fuegos artificiales para amenizar la noche tocaron Enter Sandman. Todos alucinaban y saltaban como locos y llegaron Too Late Too Late y Hit the Lights. Más tarde decenas de globos negros gigantes con el logo de Metallica en blanco y que parecían caídos del cielo inundaron el Palacio y es entonces cuando llegó el apocalipsis y el delirio se desató con Seek and Destroy, que cerró la fiesta metalera a lo grande.
Al final de la velada Jaymz y compañía dedicaron unas sabias palabras, saludaron al público y lanzaron baquetas y púas con el logo de “Death Magnetic” a algunos afortunados. Trujillo con su español de América del Sur dijo alucinado y emocionado: “Esta noche ha sido la hostia” y cuánta razón tenía el amigo. Tras dos horas y unos minutos, las leyendas del Metal dijeron adiós y los presentes con buen sabor de boca comentaban espasmódicos lo grande que había sido el show y ya empezaron a contar las horas para que the almighty Metallica vuelvan a aterrizar con su satánico thrash metal a tierras Españolas.
El cuarteto de los Ángeles ya había presentado su potente directo ante unos 40.000 incondicionales con un amplio repertorio de clásicos mezclados con algunos temas de su último disco “Death Magnetic” en el Festival Sonisphere el pasado fin de semana en el Parc del Fòrum de Barcelona, pero el Lunes abrieron su magnético y frenético espectáculo del “World Magnetic Tour” en Madrid ante 17.000 impresionados y entregados fans y repitiendo la fórmula y éxito al día siguiente.
El Martes, su último show en nuestro país, abrieron el apetito heavy el grupo Mastodon, un descubrimiento para muchos. Tras poco más de media hora de buen nu metal les tocó subir al cuadrilátero a Lamb of God que cumplió lo prometido: caldear el ambiente a golpes de los riffs acelerados del gran Mark Morton y combinados con la potente voz del escuálido, pero enérgico Randy Blythe.
Pasados diez minutos de las nueve de la noche se apagaron las luces y empezó a sonar la melodía del film “El bueno, el feo y el malo”- introducción típica del grupo- que fue canturreada con devoción por los expectantes espectadores. Acto seguido y con un festival de luces- decenas de rayos láser salidos de los ataúdes colocados encima del cuadrilátero- comenzó a sonar el tema que abre su nuevo disco: That was your Life. Los latidos del principio que iban acorde con los acelerados corazones de los asistentes anunciaban que lo que iba a venir era algo digno de recordar y evidentemente así fue. Los fans enloquecieron, menearon sus cabezas y melenas al estilo de la niña del Exorcista y levantaron los cuernos con orgullo al escuchar el pegadizo riff de Mr. Hetfield que parece sacado desde el infierno y que estaba acompañado de ese ritmo apoteósico de la batería de Lars. Los cuatro jinetes estaban peleando con fuerza en su ring y la lucha musical llena de puñetazos de thrash nos dejó a más de uno knockeados ya desde que sonó el primer acorde.
Le siguió The End of the Line dónde vimos a un Kirk Hammett en todo su esplendor ahí regalando a diestro y siniestro su exóticos solos a toque de wha wha y a un Trujillo, esta vez sin sus trenzas, tocando notas imposibles con su poses de luchador de Pressing Catch. Le siguieron otras canciones de “Death Magnetic” como Broken, Beat & Scarred o My Apocalypse combinadas con las míticas pero pertenecientes a diferentes épocas: The Four Horsemen, The Memory Remains o Sad but True y llegó el momento relax de la noche y el personal volvió a enloquecer cuando sonaron los petardos y bombas emulando el inicio de One, pero James y cía. se guardaban un AS en la manga y tras un momento de confusión y sorpresa cambiaron de parecer y en vez de One empezó a sonar el melancólico Fade to Black. Más tarde y tras unos temillas más cañeros sonaron acordes limpios y a los miembros del público se les dibujó una sonrisa al oír No Leaf Clover- que solo ha sido interpretada cuatro veces en directo- y tras The Judas Kiss con un entregado Hetfield y un inspiradísimo solo de Kirk llegó la hora de sacar la acústica y tocar el ya convertido en clásico The Day that Never Comes ya que recuerda a One o Fade to Black pero con un toque 21th Century y con el cual los asistentes se desgañitaron de lo lindo. Fue en esa precisa canción y con los dulces duetos de guitarra dónde se comprobó que el grupo está más unido que nunca y que atrás quedaron las disputas de la época “St. Anger” y que se vieron reflejadas en el documental de “Some Kind of Monster” (2004).
En la segunda parte del show llegaba el momento de sacar el verdadero monstruo de Metallica. Una criatura de cuatro patas muy bien compenetradas, cada una provista de sus armas letales y que tocaban los grandes riffs del heavy metal como Master of Puppets o Damage INC, donde antes de empezar el cantante comentó: “¿Qué queréis ahora? ¿Un tema rápido o algo lento?” y tras sopesar la respuesta se colgó su Gibson Explorer y sacó lo mejor de ella. Luego una vez más desempolvaron la acústica y se emplearon a fondo con Nothing Else Matters.
Al final tras marchar por un momento The Four Horsemen regresaron y esta vez encendieron las luces porque como dijo James ellos querían verse cara a cara con su público y con fuegos artificiales para amenizar la noche tocaron Enter Sandman. Todos alucinaban y saltaban como locos y llegaron Too Late Too Late y Hit the Lights. Más tarde decenas de globos negros gigantes con el logo de Metallica en blanco y que parecían caídos del cielo inundaron el Palacio y es entonces cuando llegó el apocalipsis y el delirio se desató con Seek and Destroy, que cerró la fiesta metalera a lo grande.
Al final de la velada Jaymz y compañía dedicaron unas sabias palabras, saludaron al público y lanzaron baquetas y púas con el logo de “Death Magnetic” a algunos afortunados. Trujillo con su español de América del Sur dijo alucinado y emocionado: “Esta noche ha sido la hostia” y cuánta razón tenía el amigo. Tras dos horas y unos minutos, las leyendas del Metal dijeron adiós y los presentes con buen sabor de boca comentaban espasmódicos lo grande que había sido el show y ya empezaron a contar las horas para que the almighty Metallica vuelvan a aterrizar con su satánico thrash metal a tierras Españolas.
Me hubiese molado oir las palabras del Trujillo :P
ResponderEliminarMastodon es una banda bastante conocida y no es nu metal.
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